Buenos días,
He estado preparando este post durante varios días, porque me parece de gran importancia que hablemos sobre los efectos de los productos químicos que nos «invaden».
Como producto químico tóxico, debéis saber que se incluyen: disolventes (materiales de limpieza, formaldehído, tolueno, benceno, etc.), pesticidas, herbicidas, aditivos alimentarios, fármacos, alcohol y otros tóxicos. Como farmacéutica no quiero «echarme piedras sobre mi propio tejado», simplemente ser realista y no ocultar, lo que tod@s sabéis, y es que muchos fármacos por no decir la mayoría son tóxicos, de ahí la IMPORTANCIA de hacer un USO CORRECTO de los mismos y no abusar de ellos. La razón de ser de los Farmacéuticos es asesoraros en como se deben usar y cuando.
La exposición a la que estamos sometidos a estos productos, puede producir síntomas psicológicos y neurológicos, como depresión (cada vez por desgracia, se dispensan más fármacos para tratar esta dolencia), dolores de cabeza, confusión mental, hormigueo en las manos y los pies, reflejos nerviosos anormales y otros signos de deterioro del sistema nervioso, el cual es extremadamente sensible a estas sustancias químicas.
Si hablamos de las alergias, es escalofriante, cada vez son más frecuentes. En la Farmacia los antihistamínicos y permitirme la expresión, los dispensamos «como churros»; y es que se ha observado una mayor incidencia de alergias respiratorias en personas que tienen una exposición habitual a todo este tipo de sustancias tóxicas.
Por otro lado, menos mal que nuestro hígado, que es el órgano principal encargado de filtrar estas toxinas está dotado con «superpoderes» que hacen que tenga una excelente capacidad de depuración. Por eso, es importante tener en cuenta realizar tratamientos nutricionales que tengan como objetivo la desintoxicación de nuestro hígado y utilizar nutrientes que ayuden a los mecanismos del hígado, tales como la metionina, taurina, glutatión antioxidantes, alcachofa, rábano negro, etc.
Dentro de todos los productos tóxicos existentes, los PESTICIDAS «se llevan la palma», y digo esto porque es imposible evitarlos compleltamente, no tanto por su presencia en los alimentos (se pueden comer alimentos de procedencia ecológica y biológica), sino porque también están presentes en el aire que respiramos. Según datos de la Agencia de Protección del Medio Ambiente, setenta de los pesticidas más comunes pueden causar cáncer y algunas enfermedades inmunológicas.
Mirad este dato que no puede pasar desapercibido. Se estima que existe casi UN MILLÓN de casos por intoxicación de pesticidas en todo el mundo (según datos de las OMS), con un 1% de casos letales, una cifra que en el caso de los países industrializados y a largo plazo aumenta de manera alarmante entre el 4% y el 9%.
¿Queréis saber que puede ocurrir?
Los desórdenes pueden ser neurológicos o psiconeurológicos, con efectos tan sutiles en el sistema nerviosos central que apenas se perciban, causando todo ello un alto porcentaje de siniestralidad laboral (accidente con maquinaria agrícula, aviones de fumigación..), ya que los plaguicidas causan pérdida de conciencia y alteraciones en el tiempo de reacción. La entrada en el organismo puede ser a través de la piel, la respiración o la ingesta por exposición laboral, el hogar (falta de prevención o mal uso) o la fumigación de alimentos .
En diferentes estudios que se han ido realizando, han encontrado residuos organofosforados y organoclorados en personas que no tienen contacto con pesticidas, casos en los que la ingesta se ha producido a través de la alimentación. El lindano y otros insecticidas son una importante vía de contaminación y pueden potenciar otros agentes nocivos. Los organofosforados, más usados, tienen efectos agudos tanto en el sistema nervioso central como en el periférico. Producen inhibición de la acetilcolinesterasa (del 20 al 50% se considera intoxicación leve, del 50 al 90%, moderada y más del 90% grave) en el tejido nervioso, debido a la acumulación del transmisor químico acetilcolina en la sinapsis de los órganos efectores. Los efectos relacionados de moderados a leves, son: tensión, ansiedad, intranquilidad, labilidad emocional, vértigo, insomnio, trastornos del sueño, pesadillas, cefaleas, temor, dificultad en la concentración, memoria y confusión.
Con este post, no pretendo alarmar, pero sí concienciaros de la importancia de que conozcáis bien la procedencia de los alimentos que os llevéis a la boca. Aunque la legislación en la Unión Europea respecto al control de la presencia de dichas sutancias tóxcias es fiable, siempre se puede mejorar y ofrecernos una mayor garantía a nosotros, los consumidores.
Aunque parezca una obviedad, quiero acabar el post, comentándoos que debéis «huir» siempre de los alimentos envasados con largas fechas de caducidad, ya que éstos son los más susceptibles de contener aditivos y conservantes más agresivos que un producto con una caducidad menor.
Para los más curios@s os dejo el enlace de la comisión europea acerca del uso de pesticidas.
http://ec.europa.eu/food/plant/pesticides/eu-pesticides-database-redirect/index_en.htm
Feliz Miércoles!
Beatriz